Borra esa palabra, si la de profano. Es una palabra fea, indicativo de superioridad malentendida. Frases como el ojo profano no lo ve, o esto es a prueba de profanos son el nuevo veneno del oficio de los magos.
No somos realmente conscientes del daño que hace esta palabra cuando nos referimos al público, al respetable. Y ojo que se llama respetable por motivos diversos, en primer lugar y como su nombre parlante indica porque es merecedor de ese respeto, tu trabajo se pliega a sus demandas lúdicas o artísticas.
Cuando se habla de público o públicos no veo a ningún mago referirse a ellos como público cautivo, que existe, o publi-actor que también existe, o meramente hablar del público como nuestro jefe, al fin y al cabo es el que finalmente nos soporta y nos ofrece su apoyo.
Cualquier faceta actoral o artística sin ese soporte de público no existiría.

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Cualquier público, hasta la persona más solitaria del mundo observando sólo un acto teatral mínimo, es público, podríamos decir desde uno a infinito.
Quiere a tu público, eso lo notan, no los trates como niños, no en el sentido sarcástico de la palabra, pues todos somos público, publi actores, niños, espectadores al fin y al cabo.
Somos lo que somos porque en un momento concreto, alguien hizo un experimento y otro estaba observando ese experimento, le gustó y vio que esa observación era agradable.

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