Qué necesidad hay de tener público, si al fin y al cabo, molesta. No se enteran de lo que haces, y son algo completamente prescindible a efectos del artista.
Si el público no entiende lo que haces entonces el problema lo tienen ellos… ¿o no?
Y es que esto que pongo arriba es muchas veces el problema, que no del público en general, pero si en particular.
El público es uno de esos elementos que está presente siempre en una actuación, de hecho para que se considere actuación al menos nos tiene que observar una persona, si no… no es actuación. Y no vale grabarnos y vernos después o vernos en un espejo. La actuación, propiamente dicha, requiere de este elemento.
Ese público, que no se entera, es el que te da de comer, el que te aplaude, el respetable al fin y al cabo, y a el te debes en tu totalidad y complejidad.
El es tu jefe, y como a un jefe, hay que saber torearlo para que no te pille con el paso cambiado, hay que educar al público para que sepa que esperar de ti como actuante.
Hay diversas teorías alrededor del público, sobre como tratarlo o cómo enseñarle a estar y comprender. Una de las que más me gusta es tratar al público como un elemento vivo del escenario, al fin y al cabo nosotros rompemos la cuarta pared, y esa pared que tiramos abajo, convierte a nuestro público en un actor.
Tenemos que conseguir un público cautivo (es decir, cautivarlos, que no secuestrarlos, que parece lo mismo pero no lo es, aunque exista el síndrome de estocolmo) y que además se conviertan en un elemento de la actuación.
Es decir convertirlos en un publiactor, que no dependa al completo la actuación de nuestro elemento cambiante, pero que sea partícipe de nuestra propuesta.
Sin embargo no debemos caer en el error de hacer caso al público al completo, si bien, es una guia, lo que tenemos que proponerle tiene que ser algo que cumpla unos requisitos de calidad, aunque parezca ser lo mismo de siempre, la película de Coco, por poner un ejemplo, no es la misma propuesta que el musical de Coco, que se desarrolla en otro ambiente completamente distinto, cada propuesta tiene sus ventajas e inconvenientes. Y cada propuesta tiene su público objetivo, no todos los públicos son partícipes de las mismas propuestas.
Estudia a tu público, y estúdiate a ti mismo.
Son los dos deberes más importantes del artista y de donde salen las mejores propuestas a día de hoy.
Y no se te olvide lo más importante.
El respetable, el público, es tu jefe.