¡Con la Iglesia hemos topado querido sancho!
Hoy en día no es ajeno que casi todos los congresos tengan concurso de magia incluido en todo el proceso del mismo.
Pero qué es el concurso de magia, para que sirve, cuales son sus motivaciones… El porqué me hago estas cuestiones es porque creo que hemos perdido el norte, y cada vez los concursos en concreto se parecen más a los reinos de taifas más que a un concurso que pretenda sacar a la luz el talento de los magos concursantes.
Cuando uno regala un reloj, no te regalan un reloj, tú eres el regalado, porque tendrás que estar pendiente de ese reloj…
Este slogan viene muy bien para explicar las motivaciones de un concurso y cuál debería de ser el Leitmotiv del mismo…
Eso es lo que tenemos que responder cuando tengamos la mera intención de convocar.
Antes de todo esto definamos, en lo que a mi modo de ver, se tiene que considerar o al menos intentar considerar un concurso.
Antes de seguir seguramente mucha gente se cuestione qué quién soy yo para dar mi opinión sobre este tema en concreto, pero después de haber estudiado sobre Gestión de Patrimonio, es decir gestionar museos al aire libre como los parques naturales o gestionar museos más modestos, en los mismos estudios se nos dieron las herramientas para poder establecer cuáles eran los pasos a la hora de convocar y gestionar cosas tan complejas como exposiciones itinerantes y similares, y dichos modelos de gestión cultural son extrapolables a cualquier empresa de gestión cultural, lo son y el que pretenda negar esto, es que no conoce mundo, son herramientas que se usan día a día en distintos ámbitos.
Te recomiendo que si eres un organizador comiences a usar las herramientas que te voy a exponer para poder analizar bien todo, lo voy a dejar bien estipulado para que sirva para cualquier concurso o convocatoria.
Ahora dicho esto empecemos.
El concurso de magia tiene que ser tomado como un ejemplo del estado de la magia en el momento de celebrarse. Ni más ni menos. El concurso tiene que cumplir una serie de objetivos definidos, no solo dejarse llevar por la fama (congreso nacional) o el dinero (cualquier premio monetario que se otorgue).
Pero qué quiere decir esto…
Un número de concurso tiene que estar enfocado a ser valorado como el perfecto ejemplo de lo que tenemos que reflejar en este momento.
Lo que no puede ser nunca un concurso es un tráfico de influencias, puesto que se pone en entredicho la validez del mismo, la ética y el buen hacer. Porque existe una responsabilidad social con la sociedad y ética con los concursantes y los congresistas (o como los quieras llamar, que aquí entran todos).
Un concurso nunca debe de tener como fin el ofrecer galas a coste 0 a la organización, esto no es respetar a los artistas que asisten, y da una imagen bastante pobre de la magia, puesto que debido a esto tenemos que aceptar todo lo que venga, y el hacer una preselección, carece completamente de sentido.
Si participas u organizar “concursos-galas”, por favor, deja de hacerlo, estas provocando lo contrario de lo que seguramente te has marcado como meta.
La primera herramienta que vamos a usar es el análisis de los actores, o lo que es lo mismo, mirar que grupos sociales son los que van a aportar valor o van a ser receptores de ese valor.
Por ello, es en este punto donde tenemos que decidir si el concursante es receptor del valor o aporta valor.
También con el público asistente no mago y el público asistente mago.
Aparte un concurso tiene que tener una serie de parámetros y criterios que lo hagan valedor de ese punto de inflexión del que hablaba cuando decía que en magia se necesita una crítica.
Para ello el concurso siempre va a tener que tener un Jurado (por cierto, el Jurado aporta valor, un jurado malo, hace que el concurso pierda, mientras que un Jurado bueno hace que gane prestigio). He puesto Jurado con mayúscula porque el Jurado es la parte esencial del concurso, tiene que ser completamente hermético a poder ser que las personas que conforman el Jurado no se conozcan hasta después de haber establecido las votaciones y que el Jurado en sí mismo está compuesto por gente con sensibilidad y conocimiento. Esto quiere decir que o tienen que pertenecer a lo que es la rama de la magia o tiene que pertenecer al mundo del show bussines.
Si es un jurado mixto, donde haya público integrado, las votaciones tendrán que ser de un modo particular, es decir, el mago juzga parámetros como la técnica y la calidad mágica del acto, gente que pertenezca al mundo del show bussines puntua cosas como luces, dramaturgia, trabajo actoral y el público dice si le ha gustado o no, sin entrar en mayor valoración, dependiendo de la importancia de cada zona caliente de la votación podemos dar un 20% de valor al público y 40% al mago y 40% al compañero de show business por ejemplo.
En el caso concreto de jurado mixto recomiendo que el público siempre obtenga la menor de las votaciones, puesto que es un juicio de valor absoluto en el sentido de me gusta o no me gusta, sin embargo los otros dos jurados tienen que valorar más aspectos y por lo tanto es más compleja la valoración.
En el caso de que el jurado sea todo el mago, no se tienen que conocer, y votan en privado.
En ambos casos las votaciones siempre se harán con componentes impares, por ejemplo, si es el mixto, en cada zona de las que hemos denominado calientes tendremos tres componentes, por lo tanto, estamos ya rompiendo un posible empate.
Huelga decir que estos parámetros los tienen que conocer los concursantes y si se puede se presentan ante notario las normas, ya que de otro modo una denuncia bien estipulada puede invalidarnos el concurso alegando ilegalidad en las bases, y tendría razón.
En la parte ética y artística, el concurso tiene que ser un reflejo del trabajo de los magos, ya sea a nivel local, nacional o internacional.
Tenemos que huir de denominado “tráfico de influencias” del pasillo, para conseguir eso, el Jurado tiene que estar aislado hasta que la votación haya sido definitiva.
Además los componentes del Jurado tienen que firmar un papel donde se establezca que no pueden hablar hasta que se haya emitido juicio, y por supuesto, nadie de los concursantes ni ajeno a la organización puede conocer el Jurado hasta que el concurso haya acabado, y a ser posible tampoco después.
Existe mucha gente que no es capaz de encajar un mal resultado, y cualquier fallo en las votaciones o en el propio acta del jurado puede hacer que se tomen represalias contra éste, y tampoco es justo con las personas que hemos escogido o se han ofrecido para tomar parte del mismo, si ellos posteriormente lo quieren decir, son libres de hacerlo, pero teniendo en cuenta que no a todo el mundo le gusta que le digan que su acto no les convence.
A mayores al Jurado en sí conviene que se le entregue un manual de ética y buenas prácticas. Esto puede parecer de perogrullo, pero no es así.
En las grandes empresas que se toman en serio a sus trabajadores se les entrega a los empleados un manual de como funciona la empresa, de cómo tienen que actuar ante incidencias, de a quién tienen que reclamar en caso de conflicto, etc etc… Es un manual donde se recogen todas y cada uno de los posibles conflictos que puedan surgir en el entorno empresarial, además de sugerencias de proyectos para su tiempo libre si lo desean o similar. Como ves es casi el manual de instrucciones del trabajador tipo de la empresa, luego que lo sigas o no es cosa tuya, pero esta información le sirve al trabajador para saber cómo proceder en todos los ámbitos, e incluso muchos de ellos están abiertos a sugerencias, por lo tanto el manual crece cada día o se perfilan cosas que estaban establecidas, surgiendo cada año o seis meses un nuevo manual donde poder consultar todo. El Jurado, aunque te suene a paternalista y opresivo, debería de tener un manual de instrucciones, puesto que muchas personas participan por primera vez en un Jurado, tienen que saber que hacer y qué valorar.
Esto lógicamente es tiempo consumido e invertido por parte del propio organizador, pero es tiempo de calidad, puesto que las valoraciones seguirán un criterio establecido, que les hemos sugerido, que no impuesto, puesto que el jurado en sí tiene al final la última palabra sobre lo que va a votar o no.
Una vez estipulado el acta, se hace pública, y con esto tendríamos dos herramientas más, la transparencia del proceso, y el código de conducta, muy importantes ambos.
Con esto tendríamos planteado el 60% del concurso, pero quedan cosas a plantear, lo que pasa es que como no tienen que ver con el modelo habitual las he reservado para después.
Dentro del concurso siempre existe la modalidad de valorar en los 12 minutos que se otorgan, el acto, y esto está muy bien, puesto que la valoración es única.
Sin embargo existe otra opción, que se me ocurrió hace tiempo y hoy la comparto con vosotros.
A lo largo de todo el territorio nacional hay todo un circuito de eventos, concursos, festivales y demás…
La idea es la siguiente.Y es que sea un concurso que premie la trayectoria.
Esto es algo que es muy teórico, y no lo tengo muy definido, pero para el que lo consiga realizar va a conseguir que la magia evolucione mucho.
Los propios concursantes no saben que concursan en este concurso, esto es muy hardcore.
Se trata de valorar las actuaciones de los magos, desde un punto de vista acumulativo puesto que no todos hacemos todas las actuaciones perfectas, no somos robots.
El Jurado en sí valorará los actos, sin que los concursantes los supieran, y apuntaron el acto que les ha llamado la atención, tiempo del mismo, efectos, ejecución, dramaturgia y todo lo que sea mensurable para su valoración. Esto lógicamente acorde con el código de conducta del buen Jurado de magia.
Se tienen que valorar al menos seis actuaciones de cada concursante.
Luego estas votaciones se juntan se saca la media.
Los concursantes que más puntuación saquen se les convoca para la final, 6 concursantes, 8 como mucho.
Se hace la gala concurso pagándoles a cada uno un fijo-cache y al final se entrega el premios los tres mejores, compuesto de algo monetario tipo beca para apoyar su formación, o asesoramiento o dejar claro que es para que sigan haciendo espectáculos.
Una idea bonita, ¿eh?
El problema de todo siempre es el dinero, y este concurso solo se podría realizar en un tiempo de no menos de uno a dos años.
Aparte para llevar a cabo y buen puerto la propuesta tienes el famoso DAFO o el PEST que cada uno sirve para una cosa distinta, pero se complementan perfectamente. De hecho, las ideas aquí vertidas surgen a partir de un DAFO creado para fortalecer los concursos de magia y sus resultados.
Y este sería mi ideal y las bases que impondría para un concurso, ¿que te parecen?, ¿son correctas, las consideras demasiado espartanas, inoportunas?
PD: Si piensas hacer lo que aquí he expuesto, me gustaría formar parte del proceso, por ver crecer a la criatura, agradeceria que te pusieras en contacto conmigo.